Gobierno de Castillo no tiene en cuenta seguridad ciudadana
Problema de la criminalidad involucra corrupción en organizaciones y organismos responsables
La criminalidad en el Perú lejos de detenerse en su incidencia, se ha incrementado ya no de forma alarmante, si no mas bien a nivel de una guerrilla interna en desigualdad de condiciones, ensañándose con el ciudadano de a pie, sin ninguna protección y sin alternativa de defensa, y ahora, a una escala de perversidad sin nombre con la agresión y robo a menores de edad. El Cuy Kucksinzky, con perdón de nuestro emblemático cuy, pues al final terminó siendo un roedor, abrió las puertas de la importación sin restricciones, a la criminalidad, y a decir de muchos entendidos, aprovechada por Maduro para exportar lo peor de su delincuencia.
El «m@ster» Pedro Castillo en su discurso inicial prometió la expulsión de delincuentes extranjeros, va a cumplir un año con el poder de hacerlo y no hay un solo expulsado «no quiere decepcionar a su aliado». Mientras la nueva casta privilegiada del gobierno actual, esta mas preocupada por mantenerse, a como de lugar, en el poder y la teta obtenidos, con serios cuestionamientos, dejando de lado y sin invertirle el tiempo, la preocupación y los recursos necesarios a temas prioritarios y que el país no esta dispuesto a esperar, pues son de urgente necesidad, y mas aún, que para ello no se requiere de cambiar los colores de nuestro emblema nacional, la querida rojiblanca, o de empecinarse con un cambio de constitución que no es imprescindible, de momento, para gobernar estabilizando este tsunami de criminalidad y corrupción, que afecta a los mas indefensos y a los que menos tienen, o sea, a los pobres y marginados. Según el INEI en ciudades de mas de 20 mil habitantes, el 23% ha sido victima de este flagelo, ¿Esto es gobernar para el Perú de los pobres? ¿Esto es estar de lado de las clases mas desfavorecidas? ¿ Es así como gobierna la seudo izquierda social comunista? Los discursos en ese sentido, sostenidos por este gobierno huelen a engaño, a farsa y burla, muchos mas cuando ni siquiera son bien expresados, mediante la cursilería de un lenguaje tragicómico e inentendible.
Es momento de medidas urgentes para los principales problemas que nos aquejan, derivados de la crisis de valores, principalmente de honradez, de integridad y donde el mal hacer y actuar se viene enraizando. Las fuerzas armadas, y los que integran la actual y mal llamada clase política, tienen una responsabilidad histórica y comprometedora, frente a este como otros flagelos que hieren y desangran nuestra patria.
