Una inmigración virulenta

En 1842 falleció  el poeta español José de Espronceda  y Delgado, nacido en Badajoz, comprometido enteramente con la libertad, sin embargo se mostraba muy  pesimista con la visión lucida que tenia de la convivencia entre el trono y el altar. El siguiente poema «El canto del cosaco» fue premonitorio pues describe un escenario próximo a los hechos actuales:  

Donde sienta mi caballo los pies no vuelve a nacer la hierba. Atila

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.

¡Hurra! ¡a caballo, hijos de la niebla! Suelta la rienda, a combatir volad: ¿veis esas tierras fértiles?, las puebla gente opulenta, afeminada ya.

Casas, palacios, campos y jardines, todo es hermoso y refulgente allí: son sus hembras celestes serafines, su sol alumbra un cielo de zafir.

 ¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

Nuestros sean su oro y sus placeres, gocemos de ese campo y ese sol; son sus soldados menos que mujeres, sus reyes viles mercaderes son. Vedlos huir para esconder su oro, vedlos cobardes lágrimas verter…

¡Hurra! volad: sus cuerpos, su tesoro huellen nuestros caballos con sus pies.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

Dictará allí nuestro capricho leyes, nuestras casas alcázares serán, los cetros y coronas de los reyes cual juguetes de niños rodarán.

¡Hurra! ¡volad! a hartar nuestros deseos: las más hermosas nos darán su amor, y no hallarán nuestros semblantes feos, que siempre brilla hermoso el vencedor.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!

La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.

Desgarraremos la vencida Europa cual tigres que devoran su ración; en sangre empaparemos nuestra ropa cual rojo manto de imperial señor.

Nuestros nobles caballos relinchando regias habitaciones morarán; cien esclavos, sus frentes inclinando, al mover nuestros ojos temblarán.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

Venid, volad, guerreros del desierto, como nubes en negra confusión, todos suelto el bridón, el ojo incierto, todos atropellándose en montón.  Id en la espesa niebla confundidos, cual tromba que arrebata el huracán, cual témpanos de hielo endurecidos por entre rocas despeñados van.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

Nuestros padres un tiempo caminaron hasta llegar a una imperial ciudad; un sol más puro es fama que encontraron, y palacios de oro y de cristal. Vadearon el Tibre sus bridones, yerta a sus pies la tierra enmudeció; su sueño con fantásticas canciones la fada de los triunfos arrulló.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

¡Qué! ¿No sentís la lanza estremecerse, hambrienta en vuestras manos de matar? ¿No veis entre la niebla aparecerse visiones mil que el parabién nos dan? Escudo de esas míseras naciones era ese muro que abatido fue; la gloria de Polonia y sus blasones en humo y sangre convertidos ved.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

¿Quién en dolor trocó sus alegrías? ¿Quién sus hijos triunfante encadenó? ¿Quién puso fin a sus gloriosos días? ¿Quién en su propia sangre los ahogó?

¡Hurra, cosacos!  ¡Gloria al más valiente! Esos hombres de Europa nos verán: ¡Hurra! nuestros caballos en su frente  hondas sus herraduras marcarán.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

A cada bote de la lanza ruda, a cada escape en la abrasada lid, la sangrienta ración de carne cruda bajo la silla sentiréis hervir. Y allá después en templos suntuosos, sirviéndonos de mesa algún altar, nuestra sed calmarán vinos sabrosos, hartará nuestra hambre blanco pan.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín.

Y nuestras madres nos verán triunfantes, y a esa caduca Europa a nuestros pies, y acudirán de gozo palpitantes en cada hijo a contemplar un rey.

Nuestros hijos sabrán nuestras acciones, las coronas de Europa heredarán, y a conquistar también otras regiones el caballo y la lanza aprestarán.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín

¿Es Europa un continente rico pero cobarde? Se mire como se mire, cuesta escalofríos el leer estas líneas de Espronceda

En España el gobierno social comunista ha probado la modificación del reglamento de extranjería, se han flexibilizado los requisitos a los “menas” menores no acompañados, beneficiando a unos 15 mil jóvenes cuya mayoría corresponde a Cataluña, aumentando y facilitando los permisos de residencia a menores entre 16 y 18 años. Una vez caducada la tarjeta de residencia, a los mayores se les dará un permiso de larga duración y les otorgaran garantías las distintas administraciones, actualmente perciben cantidades mayores de subsidios y ayudas que  los que perciben los pensionistas y menores españoles, dándoles la posibilidad de traer a sus parientes por el sistema de la reunificación familiar,

Lo natural, es que una nación que no protege sus fronteras se condena a desaparecer, un estado tiene que ser riguroso con aquellos que delinquen en su territorio, y los menas se ha convertido en un problema de mucha relevancia y que viven a costa de los impuestos de los ciudadanos, el cuidado a los menas es mayor que el de jubilados y jóvenes españoles. Los medios oficialistas omiten los nombres y nacionalidad de estos inmigrantes africanos y marroquíes, que roban. violan o asesinan.

Para los inmigrantes africanos los españoles son cobardes y homosexuales, las mujeres son prostitutas,  y las instituciones no tienen la suficiente valentía para controlarlos, de ahí que las agresiones a las autoridades son cada vez más frecuentes, pues el gobierno no castiga a estos delincuentes, yendo en contra de los derechos de sus propios ciudadanos, traicionándolos…

Es imperdible este editorial del periodista y escritor Cesar Vidal, quien descarnadamente nos pinta un panorama, que como el mismo lo afirma «es para ponerse a temblar»

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